¿Qué es el Design Thinking?
¿Alguna vez te has visto envuelto en una reunión donde alguien te pide que escribas cosas en post-its de colores y los pegues a la pared? Seguro que si todavía no lo has experimentado, al menos sabes que existe. Pues bien, eso es Design Thinking.
Bueno, una parte de esta disciplina que correctamente aplicada generará un inmenso valor a tu empresa. En este post vamos a contarte de qué trata realmente el asunto.
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Nuestra definición favorita de Design Thinking es la de Tim Brown, CEO de IDEO y profesor de Ingeniería de la Universidad de Stanford. Todo un experto en esta metodología creativa.
“Se trata de una disciplina que usa la sensibilidad y métodos de los diseñadores para hacer coincidir las necesidades de las personas con lo que es tecnológicamente factible y con lo que una estrategia viable de negocios puede convertir en valor para el cliente y en una oportunidad para el mercado”. Tim Brown
¿A qué no te esperabas esta definición? Tal vez pensabas que Design Thinking solo era escribir lo que se te ocurriera en esos post-its de los que hablábamos. Pero ya ves que no es así, sino que el DT es una técnica para solucionar problemas de manera creativa.
El Design Thinking conlleva tres fases:
Como casi siempre, empezamos algo cuando tenemos un problema y es ese problema, necesidad u oportunidad lo que motiva la búsqueda de soluciones. Para inspirarse es importante definir y comprender bien lo que estamos tratando de resolver. En posts anteriores hemos visto los pasos para definir el problema, llevar a cabo la investigación e identificar insights relevantes.
La segunda fase es la de ideación, que conlleva la generación, desarrollo y prototipado de ideas. Esta fase es el verdadero corazón del Design Thinking y donde entra el tema de los post-its de colores en la pared. Una técnica de creatividad muy común para generar ideas es el Brainstorming pero hay muchas otras.
No basta con generar ideas, ya sabemos que esa es la parte más divertida, sino que hay que hacerlas realidad para que no se queden en agua de borrajas. La fase de Implementación es la que lleva la idea ganadora de nuestro Brainstorming al mundo real. Esta es una de las razones por las que en los equipos de Design Thinking hacen falta perfiles multidisciplinares, es decir, disponer tanto de participantes a los que les guste generar ideas como de personas que disfruten implementándolas.
Design Thinking y los negocios
Una vez hemos aprendido, a grosso modo, qué es el Design Thinking, es hora de que sepamos cómo y cuándo lo podemos aplicar en nuestra vida profesional.
¿Cuál es el valor del Design Thinking en el entorno laboral?
El DT sirve como proceso para resolver problemas y para llevar a cabo procesos de innovación en los negocios. ¿Por qué? Porque ayuda a definir el problema, a determinar las preguntas que necesitan respuesta, a generar ideas para resolverlo y a identificar la mejor solución mediante un método de evaluación. Es decir, es la herramienta perfecta para ayudarte a pensar de manera diferente y desarrollar un proceso para resolver problemas.
¿Por dónde empezar?
Hay dos maneras de llevar metodologías de Design Thinking a las empresas: involucrando a expertos en creación de nuevos procesos de negocio optimizados o formando a los empleados en metodologías de Design Thinking. Enseñar Design Thinking a ingenieros, economistas, etc. es todo un reto, pero cuando se consigue, esta nueva visión ofrece un abanico de posibilidades para ver los problemas desde una nueva perspectiva, la del diseñador, optimizando así los procesos de la empresa e incrementando la satisfacción de sus empleados.
¿En qué tipo de problemas se aplica?
Algo que debemos aclarar es que el objetivo de utilizar Design Thinking en las compañías es el de aplicarlo a retos reales a los que se enfrentan las empresas a través de la innovación estratégica. No se trata de hacer una sesión de Brainstorming, generar ideas sin ton ni son, salir de la reunión y seguir con los mismos problemas. El Design Thinking no es pasarlo bien jugando con post-its, sino que es un método para convertir a las empresas en entornos más eficientes e innovadores que desarrollan soluciones viables, novedosas y estratégicas.
¿Quieres un ejemplo?
Aplicando Design Thinking, Airbnb ha pasado, en tan solo 6 años, de ganar 800 euros al mes a tener más de 1.500.000 propiedades en 192 países y más de 40 millones de huéspedes en 2015. ¿Cómo? La historia es muy curiosa porque cuando empezaron, lo hicieron con un modelo de negocio similar a una agencia inmobiliaria tradicional y no parecía funcionar. Incluso fueron a Silicon Valley pero nadie les compró la idea, creían que no tenía futuro. Fue entonces cuando decidieron aplicar metodologías de Design Thinking para conocer a su público objetivo, conectar emocionalmente con ellos y determinar las necesidades que tenían realmente, en vez de basarse en sus propias opiniones. ¿El resultado? Una de las start ups más valiosas del momento.
Este es un claro ejemplo de cómo el Design Thinking y los Negocios van de la mano, así que ya es hora de quitar la etiqueta de la creatividad, las ideas y el diseño como elementos que solo pertenecen al mundo de las artes y las empresas creativas. Cualquier empresa, sin importar su tamaño, sector o situación, se puede beneficiar de implementar procesos y metodologías de Design Thinking.