Si es gratis, compramos más.
¿Has añadido algo más a tu carrito en Amazon para que el envío te salga gratis? Seguro que sí. Pero tranquilo, no eres el único. La palabra «gratis» es lo que tiene.
Un «gratis» nos vuelve completamente emocionales y hace que nos olvidemos de los posibles frenos a la hora de adquirir un producto, llegando a tomar decisiones que no hubiésemos tomado antes. Además, poder conseguir algo sin pagar por ello hace que nos sintamos bien, más inteligentes y poderosos. En serio que sí, somos así de tontos o quizá sea una cuestión cultural: no olvidemos el pasado picaresco del que gozamos en nuestro país.
La demostración científica «del gratis»
Dan Ariely en su libro Predictably Irrational demostró que la mayoría de las personas siente una predilección irracional por la palabra gratis a través de un experimento:
Primero ofreció un bombón de baja calidad a 1 céntimo de dólar y un bombón de trufa Lindt a 15 céntimos (la mitad de su precio real, que rondaba los 32 céntimos). El 73% de la gente compró la trufa Lindt por 15 céntimos ¡porque era una ganga!
Sin embargo, en un segundo experimento el bombón de baja calidad era gratis. ¿Qué pasó entonces? Qué el 69% lo eligieron. Increíble ¿no?
Si tienes algo que dar, te recomendamos leer Gratis, de Chris Anderson porque el futuro está en un modelo de negocio nuevo: el negocio de lo gratuito que tanto seduce a los mortales. Y para ejemplo Google, Facebook o la Wikipedia.